miércoles, 27 de enero de 2010

Momento

La brisa helada lograba generar pequeñas odulaciones en el agua oscura que reflejaba perfectamente la oscuridad del cielo y la espesura de las nubes. Los cisnes y sus ruidos eran el único sonido emitido en todo el lugar porque tú y yo teníamos selladas las palabras. Mis manos frías tomaron las tuyas que permanecían bastante templadas, como acostumbradas al clima del lugar y no tenía claro si mirarte porque dentro de mí temía a que no pensaras lo mismo que yo. Las manos se apretaron, se acogieron y me tomaste tan repentina y suavemente que no tuve tiempo para que mis nervios se fueran.

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